viernes, 14 de noviembre de 2025

El León del Ritmo en Nueva York

 Mi primera vez viendo a los Cadillacs: Por Jancker


Hace algunos meses me encontraba revisando mis redes sociales viendo cualquier cosa sin importancia hasta que me detuve en una publicación que llamó poderosamente mi atención. Se trataba de la página oficial de Los Fabulosos Cadillacs donde anunciaba una gira por Europa, Latinoamérica y Estados Unidos para celebrar sus cuatro décadas de carrera. 

La fecha fijada en Nueva York era el 28 de octubre de 2025, tenía suficiente tiempo para contemplar mi asistencia a este evento, ahorrar para la boleta y meterme de cabeza en una actividad que siempre ha pasado desapercibida en mi vida: ir a un concierto. 

Quien aquí les escribe puede contar con los dedos de una mano las veces que ha pagado para ver a un artista, una banda o una orquesta en vivo. Odio las aglomeraciones y los tumultos, el ruido ensordecedor de los parlantes y las incomodidades propias de un evento musical. Todo esto debido a que nuestra ciudad no contaba hasta hace algunos años con un verdadero recinto para conciertos, una arena que estuviera a la altura de las grandes capitales del mundo. No obstante usted estará pensando que por qué si voy a ver fútbol al vetusto Campín si allá pasan cosas peores y la experiencia para el asistente es paupérrima, yo le contesto que es porque mi verdadera pasión es Millonarios, y no tanto la música. 

Entrado en explicaciones, yo no soy un grinch musical, puedo escuchar cualquier género sin problema, pero las dos bandas que me han gustado poderosamente siempre han sido Radiohead y Los Fabulosos Cadillacs. Con esta última tuve contacto por primera vez en 1997, cuando escuché la canción Matador en un CD que mi hermano había traído de Canadá era el álbum Vasos Vacíos, allí también estaba V Centenario, a la cual le fui cogiendo cariño más lentamente. Es bien sabido por ustedes amigos lectores, aficionados a la música, que las bandas se presentaron en los últimos años en Bogotá, sin embargo nunca pude asistir a sus conciertos, ya sea por escasez económica, ocupaciones o tal vez falta de interés. 

Esta vez iba a ser diferente, le comenté a defenzor sobre mi intención de ir al concierto de El León del Ritmo en Nueva york, quién sin dudarlo me dijo: “Tiene que ir Jancker”. A la siguiente semana, ya mas o menos en septiembre del presente año, tomé la decisión, ingresé a la página de Ticketmaster, busqué el evento y compré la ubicación de balcón por un valor de 118 dólares, nada mal para los precios que se ven en la Gran Manzana para otro tipo de conciertos o competiciones. 

Luego de días de ansiedad, finalmente se llegaría el día de ver a LFC por primera vez. Era un frío martes 28 de octubre, tendría que desplazarme 1 hora y 28 minutos desde el lugar donde actualmente vivo en el estado de Nueva Jersey hasta el recién remodelado teatro Brooklyn Paramount, un lugar acogedor de estilo rococó con un aforo cercano a los 3.000 espectadores.

El bus 190 me llevaría hasta Port Authority en Manhattan, allí tendría que ir al sótano para tomar la línea Q del metro y luego bajarme en la estación DeKalb Av para finalmente caminar 2 cuadras hasta el teatro. 

Al llegar con tiempo suficiente, fui a comer hamburguesa y echar un par de polas en un bar cercano, la pasé bien, no usé mucho el teléfono para que la batería me durara lo suficiente para grabar partes del concierto. Salí de allí y camine en la noche neoyorquina que era particularmente oscura, llegué, me crucé con varios asistentes, le pedí el favor a una chica que me tomara una foto y resultó ser una manizalita muy buena gente, quedamos en vernos adentro, algo que nunca pasó.

Luego de pasar los filtros y de un par de intentos fallidos para escanear mi billetera digital de google que contenía el tiquete, tuve que ir a información para que me habilitaran el código de forma análoga y así poder ingresar con una boleta de papel tal como si fuera entrar al cine de Metrópolis en la mitad de los años 90 del siglo pasado. 

Ya adentro estaba muy contento, recorrí el hall principal, el bar y el primer piso conocido general "admission floor" que ya estaba en un 70% lleno, todo era increíble, estaba maravillado, algo así como cuando tus ojos brillan. 

Subí las escaleras, me ubiqué en el balcón y me desilusioné un poco porque la visual no era lo que esperaba, la primera fila vería perfectamente, pero los de atrás tendríamos que hacer maromas para encontrar un hueco. Me lamenté en silencio no haber ingresado más temprano.  

Ocho en punto de la noche, sonaron los primeros acordes y empezó el show de Santiago Motorizado, telonero de la noche, gran amigo de Flavio, que con su estilo de rock alternativo levantó un poco la gente. Al cabo de tres canciones salió Vicentico, saludó al público y presentó a Santiago, se perdió rápidamente entre la bruma del escenario, no quería opacar a nadie, lo coreamos todos ¡Vicenticoooo! ¡Vicenticoooo! 

Pasaron algunos minutos, yo me la estaba gozando, estaba a punto de ver a Los Fabulosos Cadillacs por primera vez, era un momento anhelado por mi y estaba yo solo, rodeado de desconocidos, apenas tenía contacto virtual vía whatsApp con defenzor, le agradecí su compañía. 

Se encendieron las luces poderosamente, un juego magnífico con la intro de apertura y después el sablazo casi orgásmico del arranque de "Manuel Santillán, El León". De verdad que no lo podía creer, grabé un poco pero más quería cantar. Entraron con los taches arriba, rompiendo todo, siguieron éxitos como "Demasiada Presión", "Mi novia se cayó en un pozo ciego" y "Carmela", una de mis canciones favoritas indudablemente. 

Estaba soñando despierto, ya para ese momento mi ubicación era prácticamente perfecta, me había logrado ubicar cerca del pasamanos y podía tomar buenas fotos y grabar algunos videos. La atmósfera de ese pequeño recinto era espectacular, el primer piso vibraba con cada canción y me sorprendía gratamente que los que me rodeaban, gente de mediana edad se sabían la mayor parte de las canciones. Evidentemente no había cabida para faranduleros ni influenciadores chimbos, esta era gente que saltaba sin cesar, que conocía la banda y su trayectoria.

"El genio del Dub" trajo un poco de relajación, me dio espacio a escribirle a defenzor, me recordó que lo llamaban con el apodo del genio del Core, mientras que inmediatamente soltaron una canción desconocida para mí, al otro día supimos que era "Piazzolla", del álbum Fabulosos Calavera de 1997. 

“¿Cómo anda Nueva York? Estamos piolas, copados ¿Cómo está joven? ¿Estamos para cantar hoy? Intentemos suave, suave Nueva York, ayyyy la generación de cristal ayayayay que miedo, suavecitooooo ya saben Calaveraaaaas y Diablitoooooos mmmm raro, raro no están prestando atención vamoooooos Calaveras y Diablitos invaden mi corazooooon” vociferaba Vicentico mientras el señor Flavio estaba sentado tocado el bajo junto al retrato gigante del Toto Rotblat en una escena bastante emotiva que sorprendió al público. 

"Destino de Paria", "Los Condenaditos", "Padre Nuestro" y "V centenario" fueron la seguidilla perfecta para cantar y saltar, tenía espacio suficiente para moverme, ya estaba yo con la garganta seca, son canciones con un mensaje contundente pero con acordes rápidos. 

Uno de los momentos mágicos de la noche se dio cuando el Señor Flavio llamó a su hija Cocó Cianciarulo para que subiera al escenario para interpretar con delicadeza "Cartas, flores y un puñal", una verdadera rareza, pero que sonaba espectacular. Me tramó mucho. 

El setlist continuó con el "N” 2 en tu lista", "Saco azul", "Siguiendo la Luna", "Carnaval toda la vida" y "Mal Bicho" que hizo estallar de júbilo el Brooklyn Paramount, todos brincando al unísono y cantando el coro con una perfección magistral. La intro del saxofón y el ánimo de Sergio Rotman la hicieron una pieza maravillosa. 

Como una bomba atómica soltaron ahí mismo "El Satánico Dr. Cadillac", tremenda canción que se fue colando en el popular de la gente a pesar de que fue compuesta sin mas pretensión que burlarse de Alejandro Taranto ese mánager problemático y explotador que los mantuvo en la sombra un buen tiempo. “Te sienta bien ser Dios, te sienta bien mentir” le cae como anillo al dedo a cualquier político colombiano. 

Faltaba la mejor parte, como el cierre de una ópera prima, se vendría el verdadero éxtasis, ya para ese instante la mexicana que estaba al frente mío que era una veteranita rockera, una señora de negocios, asistente recurrente a ver a LFC me dijo al oído se viene la bueno y tenía razón. Ya los Cadillacs se estaban retirando, dijeron gracias Nueva York y apagaron las luces, yo no entendía nada, la miré con reproche y me sonrió como alguien que es experto en esto de los conciertos, me dijo que tranquilo. Pasaron unos minutos, solo vi salir a Nando y Astor con una luz muy tenue, se pusieron a calentar en la batería, tocaron y tocaron hasta que sonó esa intro inconfundible, no hay nadie que nunca haya tarareado esos segundos antes del “Me dicen el Matador nací en Barracas” Casi lloro de la emoción, por fin escuchaba en vivo la canción por la cual los conocí 28 años atrás, fue pletórico. 4:46 que lo valieron todo. Lo cantamos abrazados con la veterana, estuvo del putas ese momento. 


Ya cuando pensaba que era todo, tocaron un clásico como "Vasos Vacíos", que forma de elevar y bajar la gente tan súbitamente, una montaña rusa sensacional. tal vez para que cogiéramos fuerza para lo que vendría. Un sonido de teclado que nos advertía del conteo 1, 2, 3 cómo dice Nueva York, el señor Flavio con la voz principal dándole a todo pulmón al “Por mas que quieran sacarnos de nuestro lugar, y pienses que solo somos un puñado de idiotas” y casi 3.000 personas enloquecidas cantando ohhhhh ohhhh ohhhhhh, el teatro un hervidero, que parecía una tribuna popular revoleando camisetas como cuando se gana un clásico de visitante, un cierre épico que combinó fantásticamente la música con el fútbol, oh bueno así lo sentí yo, una experiencia que llevaré por siempre en mi mente, por mas que quieras tapar toda nuestra voz nunca podrás callar esta canción. 

“Muchísimas gracias Nueva York, esto fue el León del Ritmo, Los Fabulosos Cadillacs, desde Buenos Aires, Suramérica, Argentina. Nos vemos en la próximaSeñor Flavio

Ahí estaba yo bajando las escaleras del teatro, cantando con la gente el coro de ohhhhhhh oh oh oh ohhhh ohhhhh tan fuerte como fuera posible, como si estuviera saliendo de las graderías del estadio obras al comienzo del siglo, un final absolutamente increíble, que me llevó a pensar mientras iba dentro del vagón del metro de regreso a casa si seguiré asistiendo a recitales de este tipo, si perdí media vida sin ir a grandes conciertos. Ya que más da si este valió la pena, ¿Cuándo vendrá Radiohead a la ciudad que nunca duerme? Ohhhhh oh oh oh ohhhhhhh 


Setlist: 

1. Manuel Santillán, El León 

2. Demasiada Presión 

3. Mi novia se cayó en un pozo ciego 

4. Carmela 

5. El Genio del Dub 

6. Piazzolla 

7. Calaveras y Diablitos 

8. Destino de Paria 

9. Los Condenaditos 

10. Padre Nuestro 

11. V Centenario 

12. Cartas, flores y un puñal 

13. N2 en tu lista 

14. Saco Azul 

15. Siguiendo la luna 

16. Carnaval toda la vida 

17. Mal bicho 

18. Satánico Dr. Cadillac 

19. Matador 

20. Vasos vacíos 

21. Yo no me sentaría en tu mesa


1 comentario:

  1. Que gran relato. Me transportó al palco, al lado de la veteranita mexicana. Fabulosa experiencia.

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