viernes, 23 de marzo de 2018

Magallanes, Mugre y Dick My Fuck You en los 10 años de Matik Matik

Volví. Después de mucho tiempo volví al lugar más áspero de Bogotá, el sitio donde he podido sobrevivir a los sonidos más distantes y extraños que he tenido el privilegio de disfrutar.
El escenario de Matik - Matik a las 9:38 PM
Y es que Matik Matik es un sitio especial, un lugar que no es para todos. Alguna vez se lo trate de explicar a juliet, definiendolo con estas palabras:
"Complejamente, ha sido el epicentro donde Bogotá pudo presenciar y disfrutar de los más diversos sonidos experimentales locales y mundiales. No exagero, ciudadanos de muchas partes del mundo han encontrado en ese pequeño escenario una oportunidad de tocar en Bogotá, sean reconocidos o no. Yo mismo tuve la oportunidad de ver al inmenso Phil Niblock una noche (en el blog esta la reseña), ahí con 16 personas en el público, hasta pude participar esa noche con Ojo de Chile, si tan solo no fuera tan cobarde, en esa improvisación"
 

 ...
 
Ahora bien, dentro de la celebración de sus 10 años y el megafestival que se mandaron (¡28 días de celebración! una bestialidad) terminé asistiendo solamente a un evento, y además "El Evento", es que era imperdible: Dick My Fuck You y Mugre.

Llegué con tan solo 1 hora de retraso, muy temprano lo sé. El lugar estaba solo, agarré un lugar aceptable y esperé solo hasta que por fin arrancaron, eran las 10:30 de la noche cuando unos muchachitos se treparon al escenario.
Magallanes
Magallanes son dos jóvenes que tienen una propuesta bien simpática de música instrumental. Yo los etiquetaría como el dedo meñique del Synth Pop tan de moda en el 2015, pero quien soy yo para decir que tocan. El publico estuvo super pendiente, creo que eran los que más llevaron gente al bar. Algunas chicas bailaban, realmente gustó bastante, quizás les pueda ir bien el futuro, ojala. Sin duda la banda más “comercial” de la noche, y todo a punto de guitarra teclados y sintetizador.

Mugre en la casa
Por fin llegó el momento de mugre. Hace muchos años que no los veía. La última vez fue en la zona rosa, éramos como 10 personas. Esta vez somos el triple, incluyendo a Humberto Junca, quien ya no me reconoce, quizás nunca lo hizo y siempre que nos saludamos y charlamos fue quizás más bien por respeto.


La gente se sentó a escucharlos, Carlos Bonil es gracioso y la interacción con el publico fluye tranquilamente. Ben esta al lado de Humberto en el suelo, yo trato estar de pie, pero luego me canso y termino sentado, ya me he tomado toda la cerveza que compre, será la única en la noche.

Mugre en vivo

Mugre tocó varios de sus clásicos, los cuales levemente recordaba. También me llevé la sorpresa de escuchar canciones nuevas que irán en su próximo disco, que esta pronto en salir. Me quedó sonando porque yo nunca pude acceder a uno de sus discos o a alguna de sus camisetas, quizás esta vez si pueda.


El toque es entretenido, el protagonismo se lo lleva el bajo, incluso el tema del secador de pelo pasa como una anécdota, porque ya no tiene el peso en las canciones que tenia hace años. Muy buen toque, acá se empezó a pagar el concierto.




El Culebro empezó a organizar todo, creo que era una Tablet y un portátil, no necesitaba más. Finalmente, sacó una cámara de fotos y se la entregó a su novia. Era momento de arrancar.
El Culebro
Inició con la canción que le da nombre a su proyecto: “Dick My Fuck You” Esa la conocía. Gran forma de arrancar el concierto, sin duda el ritmo contagia. La poca gente que queda se acerca, veo a Ben y sus amigos están justo al lado. Termina y El Culebro se presenta, es muy gracioso. 

Desde allí arrancó un monologo musical cargado de sarcasmo, confesiones y anécdotas, que nos arrancaba carcajadas sinceras a todos, realmente pasamos 45 minutos muy divertidos viviendo al Culebro en esta versión 2018, enamorado.

Entre las canciones que toca, hace énfasis en un vallenato para su novia, además de una canción que desconocemos porque aún no suena en radio, y un cover de "Sirena Encantada" de Miguel Morales, la gente lo toma muy bien.

Le dedica la versión reguetonera de “Depresión” a Eblis Álvarez quien está entre el público, el maestro acepta feliz. Sigue siendo una canción triste, pero todos nos divertimos, hasta la coreamos, él también está feliz.

Para destacar la versión merenguera de su clásico “Chorizo y Degeneración”, una muy buen final de noche pasamos viendo al Culebro, que alegría poder verlo en vivo después de 10 largos años, un personaje que nos hace creer que todavía todo es posible, el declarado adicto al amor lo demuestra.