miércoles, 18 de enero de 2017

Independencia Grita: La nueva música colombiana

Este año arranco en silencio, cero planes.

Luego vino la posibilidad de ver a Chulo, pero no se me dio, al parecer estuvo bueno, creo que era uno de esos imperdibles que me perdí.

Sin embargo, esa misma noche nos cruzamos en TV con el documental de Enrique Bernal; Independencia Grita, una producción audiovisual enfocada en todos los orígenes de lo que se debería denominar "La Nueva Música Colombiana"

En los 52 minutos que dura el documental, nos encontramos con reconocidos personajes que van contando la historia que ellos mismos protagonizaron, recordando bandas y momentos que influyeron en los sonidos actuales, y de paso, alertando sobre esas propuestas que, a sus ojos, vienen abriendo su propio camino. Es sin duda, un magnifico registro de una época maravillosa de innovación y juego con los sonidos colombianos, que además nadie se había atrevido a publicar.


Esa noche, cuando hablaban de esos más nuevos sonidos, mi esposa, algo sorprendida, me comentaba que eran todos esos grupos que me gustaban (y por consiguiente que ella conocía por que la obligué a escucharlos), yo sentí un poco de algo parecido al orgullo. 


Hoy me repetí el documental para intentar descifrar ese sentimiento que me generó el comentario de Jane. Al pasar los minutos lo que encontré fue pura satisfacción, o satisfacción pura, por no solo conocer todas esas bandas sino por haber vivido esos años y ese camino con ellos, con todos los que hablaban, obviamente desde mi posición como público y consumidor de cada nuevo sonido. 


En mi casa, mi mamá compró Los Clásicos de La Provincia, un disco que devoré siendo un niño. Recuerdo que Vives lo presentó en Bogotá en el estadio de atletismo del parque el Salitre, justo detrás del velódromo (en ese tiempo no existía) y nosotros escuchábamos desde casa las canciones, estábamos en la puerta cuidando carros parqueados, jugando a eso.

Para Navidad del 2002, había conseguido el More Grip de Sidestepper en el Tower Records del andino en 10.000 pesos (una ganga, incluso en ese momento), recuerdo estar bailando con mi abuelita la noche del 31 algunas de las canciones, es un recuerdo que siempre he tenido presente.

Ese gran disco fue mi puerta de entrada a la nueva música colombiana todos esos proyectos que hoy por hoy suenan en el colectivo de la juventud bogotana, me acuerdo lo que hizo Pernet, y me sorprendía lo fuerte que me llegó siendo tan rolo, Cabuya y La Mojarra Eléctrica, Curupira, por nombrar algunos.

Luego vino Edson, conocí a Batory e incluso puse su emblemática canción en una celebración de grado de un amigo, su familia bailó con ella, era tan nuestra que no importaba la edad. Edson dio un paso mucho más adelante, más arriesgado, es un genio, al punto de comapararlo con Charly sin vergüenza, lo sostengo al que sea.

Hace unos meses compré el vinilo de Los Pirañas, otros que fueron más adelante, otros que me dan para pensar que esto no ha terminado, y que dentro de la música Colombiana queda mucho por descubrir.


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